Escondido en la llanura, impacta descubrir este soberbio casco construido por Manuel J. Cobo en 1900. El hombre, además, fundó el pueblo que al principio llevó su apellido, pero que desde hace tiempo se conoce como Lezama, ya que fue José Gregorio Lezama quien donó las tierras para el ferrocarril. Siguiendo la costumbre de darles a las estancias nombres femeninos, Cobo le puso a la suya "La Belén", en honor a su esposa, Belén Zapiola. Hoy, en Lezama, parece que todo se llamara "La Belén" o Manuel Cobo: su única avenida, las carnicerías, las ferreterías, las jugueterías y las farmacias. Y desde luego, la plaza, donde se alza un monumento al fundador.

Abrimos la tranquera y recorremos, lento, el camino de casuarinas que desemboca en esta casa de 1.500m2 que hoy pertenece a Rafael Cúneo Libarona, Alexia Maffi y sus tres hijos, pero que, entre otras cosas, funcionó como Escuela Agraria. Tras años de abandono, la tarea de reconstruirla le fue confiada a los arquitectos Boris Tumanoff y Horacio Etcheverry y a los ambientadores Loli y Juanjo Villar, de Estudio V. Adaptada a la vida actual, la planta baja aloja cocina, comedor, living, escritorio, playroom y dos habitaciones en suite para huéspedes; el nivel superior, los tres dormitorios para los chicos, otro en suite para el matrimonio, dos baños y una sala de TV.

LOS DUEÑOS SUGIEREN

"El estudio que participó en la remodelación apuntó a una propuesta dinámica, práctica para una familia numerosa y ruidosa. El resultado es marcadamente urbano, pero sin descuidar el estilo de campo que propone el lugar".

"A casa vienen varios matrimonios con sus hijos, de modo que la decoración fue pensada desde lo funcional, para recibir un malón de no menos de 25 personas cada fin de semana".

"El blanco representa para nosotros la pureza, la sencillez, el juego de lo antiguo y lo moderno que no cansa".

"No nos gusta sobrecargar los espacios. Cada cosa en su lugar y sin exageraciones. Lo que no es de uso indispensable, no sirve, molesta".

Fuente: La Nación