Rosarinos construyen un complejo de chacras en playas vírgenes de Uruguay
05/01/2011
Cimar, la empresa rosarina dedicada a gestionar, gerenciar y administrar negocios y proyectos de inversión inmobiliaria, se embarcó en un nuevo emprendimiento levantar un complejo de chacras marítimas sobre un terreno de 86 hectáreas con 16.000 kilómetros de costas vírgenes, emplazado en el departamento uruguayo de Rocha, exactamente en el kilómetro 317 de la ruta 10, camino hacia el Chuy y a dos kilómetros de La Cronilla.
El proyecto ya empezó a tomar forma bajo el nombre Santa Ana del Mar. En realidad, la idea va más allá de las chacras ya que consiste en llevar adelante una urbanización de tipo residencial y turística de baja densidad, que contempla la instalación de un club de playa, parador y distintos sitios de esparcimiento, y donde también está prevista la construcción de chacras en lotes de entre 3.000 y 3.500 metros cuadrados.
El terreno está en manos de Cimar desde el año pasado y desde ese momento se lanzaron a la búsqueda de inversores entre quienes ya colocaron la mayoría de los lotes disponibles. “Nosotros tenemos gente que nos acompaña en todos nuestros proyectos, y este no fue la excepción, ex rugbiers, jugadores que están en el exterior, y gente conocida nos confiaron desde un comienzo en el proyecto y hoy quedan muy pocos lotes por vender”, contó a punto biz Pedro Baraldi, uno de los titulares de Cimar.
En rigor, desde que se hicieron del terreno está presentado en la comuna de Rocha el proyecto de subdivisión y confían en que tendrá una pronta resolución ya que desde el municipio se mostraron muy interesados en que se avance con proyectos de este tipo en esa zona. Al menos así lo dejó planteado el propio director de Turismo de la Intendencia de Rocha, Pedro Quartino, quien la semana pasada estuvo en Rosario con el objetivo de convocar a empresarios locales para desarrollar proyectos de inversión sobre la costa virgen del Océano Atlántico, ubicadas más allá de Punta del Este.
Ese programa postula una serie de beneficios fiscales para los inversionistas a nivel nacional y departamental y tiene por objetivo desarrollar cuatro extensos tramos de la costa uruguaya que recorren desde las inmediaciones del Faro de José Ignacio, muy cerca de Punta del Este, hasta Barra de Chuy, el límite fronterizo con Brasil.
De esta forma, mientras aguarda el ok, el grupo inversor ya se largó a hacer las obras que le permite la regulación. “Arrancamos con obras en el campo, ya se hicieron dos lagunas, se están haciendo caminos interiores, y el portal de entrada. Además, está lista la obra de electricidad subterránea aunque todavía no podemos avanzar en la conexión hasta tanto no tengamos la aprobación”, contó Baraldi y agregó que estos trabajos que ya se fueron realizando son parte del cronograma de obras que se habían trazado, y que aguardarán el ok definitivo para salir a vender al “consumidor final”
“Se plantea una alternativa de inversión inmobiliaria en la que el inversor participa de un proceso de generación de valor que supone convertir una fracción de tierra en una urbanización de chacras. En otras palabras, la propuesta no pasa por la adquisición de un lote, sino por participar de un negocio conjunto, administrado en forma fiduciaria, cuyo resultado final será el desarrollo del proyecto y su subdivisión en fracciones del orden de los 2.500 a 3.500 metros cuadrados, para que cada suscriptor pueda tener la propiedad definitiva por la unidad que suscribe”, señalan.
Además, desde la constructora resaltan como “atributos esenciales del proyecto”, el alto potencial de valorización dado por las características paisajísticas de la propiedad y los atractivos turísticos de la zona (Parque Nacional Santa teresa, Punta del Diablo,
Fortaleza, San Miguel y el Chuy). A esto le suman una realidad geográfica: “La oferta de tierra cercana al mar es limitada, con valores en alza debido a la creciente demanda internacional, y el eje de crecimiento Punta del Este, José Ignacio y la Pedrera se desplaza hacia la zona de Punta del Diablo”.
Las características del proyecto
Santa Ana del Mar abarca unas 86 hectáreas del terreno, que incluye 16.000 metros cuadrados sobre la franja costera. Se buscará fraccionarlo en chacras de entre 2.500 y 3.500 metros cuadrados, aproximadamente. Además, el predio contará con unas 43 hectáreas para áreas comunes, paseos ecuestres y tajamares naturales.
Existirán tres tipos de lotes bien definidos: en el bosque, con costa de laguna y con vista al mar. Respecto a los amenities, las prestaciones incluyen acceso directo a la playa y beach club. Además, se están estudiando diferentes propuestas para tercerizar un sector de la franja costera para una hostería.
Una de las características del proyecto es que el terreno baja desde la colectora hacia el mar, lo que permite amplias vistas hacia el océano.